En 2019 las actividades del sector representaron USD 11.691 millones, lo que equivale al 10,9% del Producto Interno Bruto (PIB) de Ecuador, según el Banco Central. La construcción es una de las actividades que se encuentra parada a causa de la crisis sanitaria en Ecuador por la pandemia de Covid-19 y sus representantes piden que se la considere como un sector estratégico.
¿El argumento? Los constructores aspiran a mover a la economía una vez que se reactive la jornada laboral, tras el fin de las medidas de aislamiento decretadas para contener el contagio del virus. El pacto de la regalada gana, versión 2.0 “En el país ya hay un déficit de medio millón de viviendas. Cada año se forman 110.000 nuevos hogares y apenas se construyen 40.000 nuevas viviendas. Ahora no hay demanda, pero va a haberla en unos meses”, dice Henry Yandún, vocero de Constructores Positivos, una agrupación de ocho gremios. Aunque la construcción ha decrecido en los últimos años, continúa siendo una de las actividades más importantes a la hora de mover la economía del país, sostiene Yandún. Por su peso en la economía nacional, la construcción espera reactivarse apenas el Gobierno emita órdenes para retomar la jornada laboral. Por el momento, la paralización de operaciones hace que una de las principales preocupaciones del sector sea el empleo. No hay ingresos La paralización de las obras hizo que trabajadores, como los obreros, recibieran ingresos sólo hasta el 16 de marzo, cuando se suspendieron actividades no estratégicas en todo el país. Los obreros de la construcción se rigen según la modalidad de contrato por obra, que establece el Acuerdo Ministerial 0058. “El trabajador administrativo sigue activo a través del teletrabajo, pero el empleado de obra no, por eso no está cobrando”, afirma Jaime Rumbea, presidente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Ecuador (Apive).
El sector de la construcción da empleo directo a unas 486.000 personas, sostiene el grupo Constructores Positivos. Y, de ese total, 237.461 son empleos adecuados, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Los 248.539 restantes son trabajadores informales. Lo que preocupa a los gremios de la construcción es que la informalidad se eleve por la emergencia sanitaria. En los últimos cinco años el empleo adecuado en el sector cayó 24%, especialmente a causa del recorte de la inversión pública desde 2015, tras la caída de los precios del petróleo, la principal fuente de exportaciones del país. Para que la producción y el empleo no se reduzcan a causa de la emergencia sanitaria, el sector plantea a la banca pública y privada aumentar el crédito destinado a vivienda. Crédito para construcción El aumento de créditos hipotecarios y la digitalización de trámites, que se ha logrado por el teletrabajo, son las alternativas que proponen los constructores para reactivar sus actividades. “Estamos pidiendo al Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda, al Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (BIESS) y al sistema financiero que desarrollen nuevos productos de crédito hipotecario“, dice Yandún. Por ahora el sector considera que la propuesta del Gobierno de llegar a un acuerdo entre partes entre arrendadores y arrendatarios es acertada. “Ante una economía paralizada lo que se quiere es evitar un colapso total. Por eso, los precios van a tener que sincerarse a través de acuerdos entre privados”, sostiene Rumbea. Entre enero y septiembre de 2019 la banca pública entregó USD 202 millones en crédito hipotecario y la banca privada USD 908,5 millones, según cifras de la Corporación Financiera Nacional (CFN). Pero, los gremios de la construcción no solo consideran que la banca debe otorgar más créditos, sino a tasas de interés más bajas. Con tasas de interés más bajas aumentamos el poder adquisitivo de los compradores y así se incrementa la demanda. Joan Proaño, miembro de Constructores Positivos. Yandún dice que parte del dinero que el Ministerio de Finanzas espera recaudar por la contribución de los ciudadanos y por los desembolsos de los organismos multilaterales de crédito debería destinarse a reactivar la construcción. En el caso de las viviendas de interés público (VIP) o de las viviendas de interés social (VIS) la tasa de interés está subsidiada, lo que permite que las cuotas de pago se asemejen a los valores de arriendo e incentiva la compra de inmuebles, explica Joan Proaño, miembro de Constructores Positivos. Por ejemplo, para una vivienda valorada en USD 40.000 las cuotas mensuales son de USD 220, según Constructores Positivos. “El aislamiento social obligó la digitalización de los trámites en los municipios, que esperamos que se mantenga”, sostiene Yandún. Aunque Rumbea dice que hay instituciones que aún no aplican la digitalización de trámites para la construcción, lo que ha dificultado procesos durante la emergencia sanitaria. “La firma electrónica no se aplica para la compra-venta y las hipotecas en las notarias. Si se hace ese salto digital el trámite, que tarda ahora 90 días, tomaría sólo 15 días y permitiría el desembolso de dinero más rápido”, afirma Rumbea. Por su parte los constructores se comprometen a innovar y a reducir los costos y precios de las obras, según un documento enviado a la Asamblea Nacional.
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